Lo que llama la
atención en la ley islámica es que asistía al huérfano desde la
aurora del da'wa en Meca. Mientras se revelaba el Corán para
asentar bien la creencia en el monoteísmo puro y detestar la
idolatría, ya se prestaba mucha atención a los huérfanos. Dice
el Altísimo:
فأما
اليتيم فلا
تقهر
«Al huérfano, pues,
no le oprimas.»
(Corán, 93: 9).
El huérfano, varón o
hembra, se considera como ejemplo de los oprimidos, porque
carece de apoyo moral y material, y entonces la legislación
islámica se convierte en su ayuda permanente hasta llegar a la
mayoría de edad; y cuando es mujer se confirma más este cuidado
y apoyo. La ley islámica ha creado un estatuto especial para
el huérfano, considerando a quien lo maltrate, lo margine o lo
menosprecie como alguien que desmiente el juicio, es decir, la
propia religión:
أرأيت
الذي يكذب
بالدين
«¿Qué te parece quien
desmiente el juicio?
فذلك
الذي يدع
اليتيم
Es el mismo que
rechaza violentamente al huérfano.»
(Corán, 107: 1-2).
El Islam prohíbe
consumir la hacienda del huérfano, y amenaza a quien lo haga con el
más severo castigo:
إن
الذين
يأكلون
أموال
اليتامى
ظلما إنما
يأكلون في
بطونهم
نارا
وسيصلون
سعيرا
«Quienes consuman
injustamente la hacienda de los huérfanos, sólo fuego ingerirán
en sus entrañas y arderán en fuego de la gehena.»
(Corán, 4: 10).
Una de las mejores
ofrendas a Dios es la adopción y la buena educación de un
huérfano; por ello el Islam exhorta a enseñar al huérfano y
tratarlo como un familiar más.
Dice el Profeta, la
paz sea con él:
«Yo y el que adopte un
huérfano estaremos en el paraíso tan juntos como éstos (y
señalaba los dedos índice y medio juntos).»35
Y dice también:
«El mejor de los
hogares es el que tiene un huérfano bien tratado, y el peor de ellos
es aquél que tiene un huérfano maltratado.»36
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